El juego fomenta valores feministas como la igualdad de género, la inclusión y el respeto mutuo, desafiando estructuras patriarcales a través de sus personajes y narrativas. Las relaciones interpersonales que se desarrollan están basadas en la colaboración, el consentimiento y la equidad, creando una experiencia que resuena con principios de justicia social y feminismo interseccional.
Este enfoque convierte a I Was a Teenage Exocolonist en una obra que no solo entretiene, sino que también invita a reflexionar sobre los valores humanos fundamentales y la importancia de construir una sociedad más justa y equitativa.
Un videojuego que pone un fuerte énfasis en los valores de la inclusión, la empatía y el crecimiento personal. A lo largo de su narrativa, explora temas profundos como el autodescubrimiento, la convivencia en comunidad y la toma de decisiones éticas en un entorno de ciencia ficción, mientras los jugadores crecen dentro de una colonia espacial en un planeta lejano.
Desde una perspectiva feminista, el juego destaca por su representación diversa y el empoderamiento de las elecciones personales. Las personas jugadoras pueden elegir el género de su protagonista, con opciones más allá del binarismo tradicional, lo que promueve un sentido de libertad y visibilidad para identidades de género no normativas. Los personajes femeninos, así como aquellos de géneros no binarios, no están encasillados en roles tradicionales, sino que muestran complejidad, agencia y autonomía.
Clasificación del juego



